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Sobre el “tener suficiente”

Hoy el "deleite" de este breve escrito es puro desahogo.

No es gastronómico, sí del alma, que de vez en cuando necesita expulsar la toxicidad ingerida involuntariamente y compartirla en voz alta o escrita, como es el caso:

En una vida común, “suficiente” cubre las necesidades básicas: comida, un lugar donde dormir y probablemente un trabajo que los pague.

“Suficiente”, para estos, delimita los parámetros de su vida, en un inmovilismo propio de una estatua. Avanzar supondría deshacerse de la plataforma, estática y pesada, de la que estos inertes bultos son esclavos. Mejor aquí quietecito, no sea que avance y me parta la crisma. Ver más allá de su nariz es un peligro inasumible y tantas veces un lujo inalcanzable con el que ni siquiera se permiten soñar.

A otros, en cambio, “suficiente” acompleja. Quieren más y más y en ese afán de poder y posesión pisotean sin problema los fundamentos básicos de la dignidad: el respeto, el agradecimiento y la medida, por citar algunos.

La ambición desmedida empequeñece día a día a estos seres mezquinos, retorcidos y oscuros, que con el pasar de los años se van haciendo más y más mínimos a los ojos de los que vemos su falta de luz y más y más grandes a los ojos de sus objetivos más vulnerables, a los que chantajean y manipulan a su antojo, exprimiendo de la bondad las últimas gotas impunemente.

Y finalmente el tercer grupo, más pequeño y esforzado, tal vez el más evolucionado, que echa un pulso a “suficiente” todos los días, para que libertad, dignidad y ambición orbiten a su alrededor en su justa medida.

Construyendo y destruyendo cada día los cimientos para una vida más completa, planteándonos cada día si esa piedra sirve de algo en el camino, quién la puso y para qué y si queremos que siga ahí o no.

En mi caso lo más complicado es eliminar algunas piedras humanas. Las losas enquistadas a algún vínculo emocional. Allí es cuando “suficiente” significa un “basta ya”, pero limpiar las manchas de vileza no es tan sencillo y más cuando la injusticia, el maltrato y la tomadura de pelo afectan a alguien cercano e inexperto, en la limpieza de piedras del camino, bueno y envuelto en la elaborada telaraña de un espécimen como el acomplejado, lleno de odio y rencor autosugestionados.

La solución se torna espejismo cuando la manipulación y el engaño se entrelazan en un tejido asentado de mentiras.

Querrías dar una patada a la piedra, pero seguramente acabarías con el pié roto, incapaz de caminar con dignidad el camino que te queda por andar.

Supongo que el tiempo y la luz borrarán el halo de oscuridad del asentado pedrusco y seremos capaces de borrar el rastro de su marca devolviéndolo a donde pertenece: el pedregal del que salió y al que merece volver.

La sombra desaparece del camino, afirmo.

Teresa Mas de Roda final de 2018

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