Sobre el “tener suficiente”
- Teresa Mas de Roda Garriga
- 20 dic 2018
- 2 Min. de lectura

Hoy el "deleite" de este breve escrito es puro desahogo.
No es gastronómico, sí del alma, que de vez en cuando necesita expulsar la toxicidad ingerida involuntariamente y compartirla en voz alta o escrita, como es el caso:
En una vida común, “suficiente” cubre las necesidades básicas: comida, un lugar donde dormir y probablemente un trabajo que los pague.
“Suficiente”, para estos, delimita los parámetros de su vida, en un inmovilismo propio de una estatua. Avanzar supondría deshacerse de la plataforma, estática y pesada, de la que estos inertes bultos son esclavos. Mejor aquí quietecito, no sea que avance y me parta la crisma. Ver más allá de su nariz es un peligro inasumible y tantas veces un lujo inalcanzable con el que ni siquiera se permiten soñar.
A otros, en cambio, “suficiente” acompleja. Quieren más y más y en ese afán de poder y posesión pisotean sin problema los fundamentos básicos de la dignidad: el respeto, el agradecimiento y la medida, por citar algunos.
La ambición desmedida empequeñece día a día a estos seres mezquinos, retorcidos y oscuros, que con el pasar de los años se van haciendo más y más mínimos a los ojos de los que vemos su falta de luz y más y más grandes a los ojos de sus objetivos más vulnerables, a los que chantajean y manipulan a su antojo, exprimiendo de la bondad las últimas gotas impunemente.
Y finalmente el tercer grupo, más pequeño y esforzado, tal vez el más evolucionado, que echa un pulso a “suficiente” todos los días, para que libertad, dignidad y ambición orbiten a su alrededor en su justa medida.
Construyendo y destruyendo cada día los cimientos para una vida más completa, planteándonos cada día si esa piedra sirve de algo en el camino, quién la puso y para qué y si queremos que siga ahí o no.
En mi caso lo más complicado es eliminar algunas piedras humanas. Las losas enquistadas a algún vínculo emocional. Allí es cuando “suficiente” significa un “basta ya”, pero limpiar las manchas de vileza no es tan sencillo y más cuando la injusticia, el maltrato y la tomadura de pelo afectan a alguien cercano e inexperto, en la limpieza de piedras del camino, bueno y envuelto en la elaborada telaraña de un espécimen como el acomplejado, lleno de odio y rencor autosugestionados.
La solución se torna espejismo cuando la manipulación y el engaño se entrelazan en un tejido asentado de mentiras.
Querrías dar una patada a la piedra, pero seguramente acabarías con el pié roto, incapaz de caminar con dignidad el camino que te queda por andar.
Supongo que el tiempo y la luz borrarán el halo de oscuridad del asentado pedrusco y seremos capaces de borrar el rastro de su marca devolviéndolo a donde pertenece: el pedregal del que salió y al que merece volver.
La sombra desaparece del camino, afirmo.
Teresa Mas de Roda final de 2018
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